Este cuadro pertenece a la serie “PAISAJES Y FIGURAS”, compuesta por diez obras de gran formato. Aquí, como en el resto de la serie, los diferentes elementos de la imagen se sitúan en igualdad de importancia para constituir una especie de frontispicio, apenas con perspectiva y casi abstracto. Para ello, recurro a un encuadre poco habitual, de manera que las figuras pierdan su protagonismo, integrándose en un todo homogéneo. Para acentuar el carácter abstracto de la composición, he empleado la “imagen en movimiento” de tipo fotográfico, así como los colores brillantes y complementarios desperdigados por la superficie del cuadro. En esta serie, igual que en mi obra poética, mi trabajo se centra, en gran medida, en el aspecto formal, evitando cargas previas excesivamente conceptuales. Así, es la propia forma la que termina por definir el concepto, la idea: la obra de arte se desliga, podría decirse, del artista y toma sus propias decisiones.