Llego a los 60 años tomada de la mano del grafito. El dibujo me abrió puertas, llevándome a descubrir editores, industrias, naturaleza, espacios artísticos y sobre todo, a las personas. El dibujo amplió el abanico de posibilidades, instigando mi curiosidad y mejorando mi proceso creativo. Se convirtió en un hilo conductor para mis experimentos textiles y fotográficos, en pintura y en monotipos. El cuerpo también se transforma como las ranuras de un lápiz sobre un papel... Sólo ahora, en la madurez, me doy cuenta de la discriminación por edad, que ahora, me rodea. Me doy cuenta de la profunda necesidad de mantener mi cuerpo firme y flexible, y mi mente aguda, para enfrentar un mundo hostil y salvaje, que no tiene nada que ver con la humanidad. Así, la claridad de las palabras de David Lynch sobre la Meditación y “Across the Universe” (Beatles), me inspira y me lleva a la conciencia de que “Nada cambiará mi mundo”, ¡porque he llegado hasta aquí y sigo dibujando!