Las carpas que se ven al fondo, iluminadas por el sol, eran una terraza donde se iba a bailar tango los domingos por la mañana. Desaparecieron los años posteriores. Se ven las sillas y las mesas extendidas y preparadas para un público que no volvió hasta pasados unos meses. La belleza y tranquilidad del parque, la alegría del baile, quedaron suspendidas en la soledad de una espera inesperada.