Se muestra una chica, a la que se le aprecia una corona de cera sobre su cabeza, la cual va derritiéndose ya que tiene llamas de fuego en ella. A la vez, se puede ver que en sus manos cuelgan unas cadenas. Por detrás se muestra un fondo obscuro, con tonalidades roja y naranjas, aparentando humo de un incendio. Así como el título lo índica, la pintura representa la pérdida de control y cómo al desear siempre poseer el control sobre lo que nos rodea en general, llegamos a la conclusión de que hay cosas que se escapan de nuestras manos. El exceso de control se vuelve a la pérdida de este, ocasionando la sensación de perderlo todo con el tiempo.