En esta obra, la figura humana emerge del silencio y la penumbra, como un símbolo de vulnerabilidad y reflexión. Francesco, en su desnudez, parece cargar el peso de algo intangible, quizá una responsabilidad, su pasado, o tal vez su destino. Su mirada melancólica no busca dar respuestas, sino invitar a la contemplación. Este dibujo fue realizado a partir de un modelo en vivo, y aunque mi mayor objetivo era capturar la belleza y complejidad de la figura, la anatomía y como la luz describe la forma, también lo fue descubrir y reflejar su esencia como persona.