Mi papá dice que nuestro edificio es como la torre de Babel. Dice que en cada casa se habla un idioma, siempre que escucha a la vecina de arriba regañar a sus hijos en “no cristiano”, también cuando los “chinos” del primero se enfadan "polque bolsa de basula goteal!!". Mamá siempre se ríe de papá, dice que es un exagerado y un gruñón. En verano, cuando los vecinos de abajo bajan a la puerta de la calle a tocar la guitarra y dar palmas, papá pone el volumen de la tele a todo trapo, aunque luego a mí siempre me regaña por poner los dibujos tan alto. Mamá y papá también se enfadaron cuando esos ocupas, tan ruidosos, vinieron al piso de al lado, es raro lo de ese piso, les preocupa más a mis papis que a su dueño, el señor banquero. Algunos fines de semana nos vamos con Marcelo y sus papás al campo y pasamos todo el día jugando. Cuando volvemos a casa, papá siempre dice que un día de estos venderá el piso y comprará un hogar mejor, pero yo no quiero. A mí me gusta nuestra torre de Babel.